Espera la sed de sus grietas el agua de nuestras huellas..,el surco de su tierra la semilla de nuestros pasos.., el hambre negra de justicia el maná de nuestras manos..
Áfrika lucha a ciegas por la vida, le hace un nudo de impotencia al estómago vacio, camina sola, descalza..por el asfalto del olvido intencionado..
Se desangra en tambores, en vientos de fuego que gritan nuestros nombres..,en pateras de sueños que buscan un mañana en el corazón del hombre hermano..
Áfrika no se doblega, no clavará su rodilla en el barro resignado..
Morirá de pie su sangre negra..,con los ojos en el camino..
Amaya
A mí me duele el barrio..y los pies en el barro de la pobre gente del pueblo... Basi
lunes, 13 de septiembre de 2010
"Trece caballos muertos en el Rocío.";
"Los humanos no dan de comer y beber a los animales, y mueren reventados por el cansancio."
Estos titulares aparecían en la prensa, en concreto "El País", días atrás.
Díganme, sino hay que ser animales, desde luego mucho más que esta perrita, para cometer tamaña fechoría.
Y encima, decían algunos entrevistados que se había mejorado, pues el año anterior fueron 23 los caballos que fallecieron en la “dichosa” senda del Rocío.
Esos nobles animales, que soportaban a sus dueños en su grupas, para que lucieran su “palmito”, recibían como recompensa que estos no le daban de comer ni de beber, cayendo reventados por inanición o bien por agotamiento, sometidos a unas exigencias que no podían soportar.
"Sólo dándoles algo de beber, de comer y dejándolos descansar sería suficiente para que no murieran", comentaba Concordia Márquez, presidenta de la Asociación CYD Santamaría de recuperación de animales.
Pero parece que esto es demasiado pedir para unos “caballistas” o “caballeros”, que no son ni lo uno ni lo otro, sino unos desalmados, a los que es inútil recordar que los animales no deben pagar con sus vidas los descuidos y la dejadez de nadie, y mucho menos las borracheras de algunos dueños.
El problema, según algunos, parece que se plantea porque alguno de los caballos no estaban entrenados, ni estaban en forma para hacer un camino tan largo. Pues bien, si no están entrenados o no están en forma para un camino tan largo, que no los lleven. Y si algunos dueños, no saben cuidar a un animal tan noble como un caballo, que se queden en sus casas viendo la tele, que seguro que harán menos daño.
Y todo ello, pese a que el Ayuntamiento de Almonte ha redactado un manual del buen cuidado del caballo, con reparto de folletos, página web para consultar, y pese al gasto de más de un millón y medio de euros en seguridad, con presencia de más de 6.000 efectivos de los cuerpos y fuerzas de seguridad.
Vamos, un derroche para cuidar la seguridad de unos desalmados, que son capaces de permitir que se les muera el animal que los lleva a su grupa de hambre y de sed.
Que contenta estoy de ser perrita y no humano. Tegen
Estos titulares aparecían en la prensa, en concreto "El País", días atrás.
Díganme, sino hay que ser animales, desde luego mucho más que esta perrita, para cometer tamaña fechoría.
Y encima, decían algunos entrevistados que se había mejorado, pues el año anterior fueron 23 los caballos que fallecieron en la “dichosa” senda del Rocío.
Esos nobles animales, que soportaban a sus dueños en su grupas, para que lucieran su “palmito”, recibían como recompensa que estos no le daban de comer ni de beber, cayendo reventados por inanición o bien por agotamiento, sometidos a unas exigencias que no podían soportar.
"Sólo dándoles algo de beber, de comer y dejándolos descansar sería suficiente para que no murieran", comentaba Concordia Márquez, presidenta de la Asociación CYD Santamaría de recuperación de animales.
Pero parece que esto es demasiado pedir para unos “caballistas” o “caballeros”, que no son ni lo uno ni lo otro, sino unos desalmados, a los que es inútil recordar que los animales no deben pagar con sus vidas los descuidos y la dejadez de nadie, y mucho menos las borracheras de algunos dueños.
El problema, según algunos, parece que se plantea porque alguno de los caballos no estaban entrenados, ni estaban en forma para hacer un camino tan largo. Pues bien, si no están entrenados o no están en forma para un camino tan largo, que no los lleven. Y si algunos dueños, no saben cuidar a un animal tan noble como un caballo, que se queden en sus casas viendo la tele, que seguro que harán menos daño.
Y todo ello, pese a que el Ayuntamiento de Almonte ha redactado un manual del buen cuidado del caballo, con reparto de folletos, página web para consultar, y pese al gasto de más de un millón y medio de euros en seguridad, con presencia de más de 6.000 efectivos de los cuerpos y fuerzas de seguridad.
Vamos, un derroche para cuidar la seguridad de unos desalmados, que son capaces de permitir que se les muera el animal que los lleva a su grupa de hambre y de sed.
Que contenta estoy de ser perrita y no humano. Tegen
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