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LIBERTAD Todo ser vivo tiene este derecho

Está claro que la comunicación en estos tiempos que corren debe ser concisa, concreta, directa y sin tapujos. ¡Porque no todo son flores en primavera!

Existen lamentablemente personas a las que les interesa más desinformar que decir la verdad, y es que las verdades suelen ser incómodas, pero es aún más incómodo cargar con un lastre de mentiras en la conciencia, si es que se tiene; Sin ir muy lejos, podemos apreciarlo a nuestro alrededor, con la gente más cercana a nosotros. Está claro que lo que menos soporta el ser humano es la verdad

Quizás no tengo el don de la escritura, uno busca referente para aprender. Pero no se trata de una cuestión de estilo. Junto a lo dicho debe haber un motor que impulse las palabras. Una seña de identidad, hay que escribir con corazón. Todo a la vez, crea un equilibrio. Conocer la gramática no es todo, es necesario jugar con las palabras, transgredir las normas impuestas, buscar y recuperar significados, provocando que la sociedad enmudezca. Transformar estética en obligación ética, en vivencia, en conciencia. Forma y contenido entrelazados. No es una cuestión estilística, cuya meta es engrandecer el yo. Se trata de llamar a las cosas por su nombre. Formas simples y llanas. Arte es belleza no es maltrato. Mierda es mierda o merde dependiendo quien lo diga. La crueldad hacia los animales no es arte y los maltratadores no son artistas son mierda. Arte es aquello que despierta en ti un sentido de gozo. Una puesta de sol, un árbol recién florecido, una tormenta de verano, la caída de las hojas en otoño,…; Todas es tas cosas nos pueden dar mucha satisfacción si aprendemos a fijarnos en los detalles y aprendemos a valorar el arte. Un animal agonizando y vomitando sangre no es arte es barbarie. Las imágenes que podéis ver en el libro, expresan claramente la crueldad que existe en la fiesta denominada nacional. En algunos pueblos de Este país “tan avanzado”, se llevan acabo festejos donde la victima es un animal. En tordesillas; se celebra una fiesta que consiste en alancear un toro hasta matarlo. ¿Esto que es arte, tradición?. Yo pienso que se trata de un folclore salvaje, amoral, indecente propio de gentes con desajustes emocionales.

Los visones tienen unas vidas terribles. A los mapaches los crían en pequeñas jaulas, después los cogen los estrellan contra el suelo, les dan con un palo en la cabeza y luego, mientras aún están vivos, los despellejan llegándolos a dejar en carne viva aún estando todavía vivos tirados por el suelo. Otra forma de matarlos es colgándolos del cuello con un gancho. Se le introduce un electrodo en la boca y otro en el ano con una barra metálica que atraviesa las paredes del intestino. Y se les electrocuta. No hay táctica tan cruel como destrozar a un ser inocente que no entiende la razón de su dolor.Mi táctica es mirarles aprender como son, quererles como son. Mi táctica es hablarles y escucharles construir una vía entre los dos. Mi táctica es quedarme en su recuerdo no sé cómo pero quedarme.

La libertad es fundamental para la vida. Para poder vivir digna y satisfactoriamente y poder desarrollarse como especie, hay que vivir y evolucionar con el entorno, para ello es necesaria la libertad. La evolución de un caballo, no puede llevarse acabo con falta de libertad, esto provoca en este hermoso ser un estado de debilidad, una carencia de condiciones naturales para desarrollarse satisfactoriamente como lo que es.

Los caballos no quieren a su lado gente estúpida y agresiva que pagan sus frustraciones y carencias personales con ellos. Los caballos quieren gente inteligente que les guíe y enseñe el camino, no que les obligue a pasarlo por la fuerza.

El ser humano parece ser que es el ser mas inteligente de la tierra, (aunque yo a veces lo dudo) pero no por esto, puede abusar, destrozar y maltratar a los que se supone son inferiores.

Todos los animales obligados a vivir en los circos y zoológicos, los leones, osos, tigres, elefantes, etc. Todos viven privados de libertad durante toda su vida. Y lo que es peor, además algunos maltratados, humillados y obligados a hacer cosas entupidas.

Lo seres humanos se están cargando el mundo. Les falta empatía con los demás seres de la tierra incluso con los de su especie. Se deja morir a los niños de hambre, utilizan todo y a todos solo para y por su interés personal. Están destruyendo la tierra y a los seres que habitan en ella. (Tal como me expreso en estas ultimas palabras, se puede pensar que yo no soy un ser humano, pero si lo soy. Aunque a veces, muchas veces me gustaría pertenecer a otra especie…)

Eso si hay y hubo un grupo de personas que trató y tratan de impedirlo. Teresa de Calcuta con la gran labor que llevo a cabo con los más pobres. Dicen que un día se encontraba la madre teresa curando a un leproso, llego una persona y la dijo. Yo no haría eso ni por un millón de dólares. Y ella le respondió, yo tampoco, yo solo lo haría por amor.

Dian fossey dio su vida por los gorilas de montaña, en Diciembre de 1985 fue asesinada.

Jane goodall lleva un incansable trabajo de más de 45 años de estudio y promoción de la protección de los chimpancés. Su centro de trabajo, el parque Nacional de Gombe (Tanzania).

Julia Butterfly Hill es la excepción que confirma la regla. Nadie tiene derecho a robar al futuro para conseguir beneficios rápidos en el presente. Hay que saber cuando tenemos suficiente”, afirma en el legado de luna, su testimonio escrito de los dos años que paso en lo alto de la secuoya milenaria.

Biruté Galdicas lleva más de 30 años de incansable trabajo en defensa de los orangutanes y la conservación de la selva tropical.

Lucy Rees, no sólo es la experiencia en el campo tratando a cientos de caballos en muchos lugares del mundo, también basa sus conocimientos en estudios de zoología, especialista en etología equina, neurofisiología y neuroanatomía. Lleba muchos años dedicando su vida a los caballos, inpartiendo cursos y conferencias por diferentes paises.

Anna Sewell que tanto ayudo a los caballos en Inglaterra con su libro Black Beauty.

Princesa y todos los que dedican su vida a hacer más fácil la de las personas discapacitadas.

Todos aquellos que son la esperanza viva de un mañana de todos.

Quien aún en pleno invierno humano tiene el corazón de fuego.

Todos estáis presentes en este libro. En este pedacito de mi alma, creado por y para los más indefensos.

El silencio, dicen, es la voz de la complicidad. Pero el silencio es imposible. El silencio grita. El silencio es un mensaje, igual que no hacer nada es un acto.               Leonard Peltier, Indio sioux-chippewa

Basilio Hernández Alonso

18-septiembre-2010 Basi
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domingo, 12 de septiembre de 2010

Historia de un CABALLO

Un campesino, que luchaba contra muchas dificultades, poseía algunos 
caballos para que lo ayudasen en los trabajos de su pequeña hacienda. 
Un día, su capataz le trajo la noticia de que uno de los caballos había 
caído en un viejo pozo abandonado. El pozo era muy profundo y sería 
extremadamente difícil sacar el caballo de allí.
El campesino fue rápidamente hasta el lugar del accidente, y evaluó la 
situación, asegurándose que el animal no se había lastimado. 
Pero, por la dificultad y el alto precio para sacarlo del fondo del pozo, 
creyó que no valía la pena invertir en la operación de rescate. Tomó, 
entonces, la difícil decisión: Determinó que el capataz sacrificase
al animal tirando tierra en el pozo hasta enterrarlo, allí mismo. 
Y así se hizo. 
Los empleados, comandados por el capataz, comenzaron a lanzar tierra 
adentro del pozo de forma de cubrir al caballo. Pero, a medida que la 
tierra caía en el animal este la sacudía y se iba acumulando en el fondo, posibilitando al caballo ir subiendo. 
Los hombres se dieron cuenta que el caballo no se dejaba enterrar, sino 
que, al contrario, estaba subiendo hasta que finalmente... ¡CONSIGUIÓ SALIR! 
MORALEJA: Si estás "allá abajo", sintiéndote poco valorado, y los otros lanzan sobre tí la tierra de la incomprensión, la falta de oportunidad y de apoyo, 
recuerda el caballo de esta historia. No aceptes la tierra que tiraron sobre ti, sacúdela y sube sobre ella. Y cuanto más tiraren, más irás subiendo... 
 

Cercados por el agua Por Jos Versteegen

Cuando una joven vio a cientos de caballos en peligro de morir ahogados, no dudó en intentar salvarlos.
La noche del 31 de octubre de 2006, una fuerte tormenta azotó todo el litoral del norte de Holanda. El nivel del agua subió casi cinco metros e inundó por completo las marismas situadas detrás de los diques que protegen la costa de Frisia. Una enorme manada de caballos que pastaba en la zona de pronto se encontró rodeada por la creciente agua.

UN DÍA DESPUÉS, POR LA NOCHE, Micky Nijboer, de 32 años, residente del pueblo de Oude Bildtzijl y madre de dos niños pequeños, se impresionó al ver por televisión las imágenes de los animales atrapados. Unos 200 caballos asustados, algunos con el agua hasta el cuello, se apretujaban sobre una angosta franja de tierra en el anegado estero. Micky reconoció el lugar: se encontraba detrás del dique de Marrum, a unos dos kilómetros de su casa; alcanzaba a verlo desde la ventana del living.

No la sorprendió que los caballos estuvieran allí. Los granjeros suelen dejar a sus animales paciendo en los esteros, aun con marea alta. Por lo general no corren ningún peligro, siempre y cuando no haya muchos en un solo sitio. Sin embargo, esta vez era distinto…

Micky, una apasionada amazona, comprendió al instante que debía ayudar a los caballos, pero no sabía cómo. Estaba oscuro, no había acceso al dique y un grupo de soldados, bomberos y policías ya había trazado un plan para rescatar a los animales. Micky se asomó a los cuartos de sus hijos. Casper, de seis años, e Iris, de cuatro, dormían plácidamente. Ella también se fue a acostar, pero casi no pudo dormir en toda la noche.

Sintió compasión por ellos y temió que murieran.
Al día siguiente los caballos atrapados eran el tema de conversación en la panificadora donde Micky trabajaba. Wessel Dijkstra, un compañero suyo que también era bombero voluntario, había pasado gran parte de la noche tratando de salvar a los animales con una barca plana. Consiguió llevar a 12 a tierra firme. Micky estaba orgullosa de él.
—¡Eres mi héroe! —le dijo.

Como el nivel del agua había bajado un poco, la barca quedó varada y ya no fue posible continuar el rescate.

Micky terminó su turno a la 1:30 de la tarde y se fue hacia la costa con los nervios de punta. Estacionó su auto, saltó un cerco y caminó hasta el dique. Estaba lloviendo y el viento era gélido. Al mirar desde lo alto del dique se quedó sin aliento: había caballos esparcidos en toda la orilla del agua, muertos y con el vientre hinchado; el oleaje sacudía los cadáveres. Durante la noche 18 animales habían perdido la vida.

Micky vio a lo lejos un grupo de caballos vivos. Estaban apretujados sobre un estrecho islote. Sintió compasión por ellos y temió por su suerte. Varios habían muerto de pulmonía, y muchos de los que estaban varados en aguas profundas corrían riesgo de contraer graves infecciones de piel. 

De pronto Micky vio llegar a otras dos amantes de la equitación que vivían en la zona: Antje Dijkstra y Hinke Lap. Solían practicar juntas en la playa y no temían cabalgar en el agua. Las tres estaban decididas a hacer algo para ayudar a los caballos. Antje y Hinke propusieron enlazar algunos de los caballos atrapados, atar las cuerdas a sus sillas de montar y luego conducir a los animales a la playa, pero a Micky no le gustó la idea.

—Es muy peligroso —señaló—. Podrían asustarse y correr en todas direcciones. Quizá sería mejor tratar de atraerlos para que sigan a nuestros caballos, sin atarlos.

El plan de Micky parecía sensato y bien podría ser la solución.
—¿Están de acuerdo, amigas?
—¡Sí! —respondieron convencidas Antje y Hinke.
Micky se acercó a un policía en el dique y le explicó su plan.
—Escucha esto —le dijo el agente a un compañero en tono burlón—, ¡esta mujer quiere salvar a los caballos!

Sin embargo, Micky no se dio por vencida. Pronto se enteró de un hombre que quería conocerla: Nico Minnema, jefe de distrito de It Fryske Gea, organización frisona para la conservación de la naturaleza que administra la marisma cercana al dique de Marrum.
—Soy la secretaria del club hípico Burmaniaruiters y conozco jinetes que no le temen al agua —le dijo Micky a Minnema—. Tal vez podríamos sacar a los caballos de allí.

A Minnema le entusiasmó el plan. No era simple, pero podía dar resultado.
—Deme su número telefónico —le dijo a Micky—. La llamaré en cuanto tenga más información.

Mientras esperaba el llamado, Micky pensó que tres jinetes no bastarían para intentar el rescate, así que llamó a Christina Stormer, una buena amiga suya y experimentada amazona que vivía cerca. Ésta aceptó sin dudarlo.

Un mensaje en un foro de Internet sobre los caballos frisones generó decenas de respuestas provenientes de todo el país. Micky eligió a dos mujeres que vivían en la zona: Fardow de Ruiter, una comerciante de caballos que tenía un negocio de crianza con su esposo, y Suzan Fransen, amazona no profesional con gran experiencia. El equipo de rescate estaba completo.

Al transcurrir el día Micky estaba cada vez más impaciente, pues aún no recibía noticias de Minnema; al final decidió llamarlo. Él le dijo que el nivel del agua todavía era alto y había que esperar a que bajara un poco.

La mañana del viernes Micky se enteró de que muchos caballos en el islote estaban en peligro de muerte: habían bebido agua salada y tenían diarrea. A las 11 de la mañana en punto sonó el teléfono. Era Minnema.
—Es hora de que entren en acción —le dijo con tono de urgencia.

La decisión de llevar a cabo el plan de Micky y las otras mujeres se había tomado en una reunión en la que participaron Wil van den Berg, alcalde de Ferwerderadiel, y Piet Lootsma, el granjero propietario de los infortunados animales. Las amazonas debían presentarse cuanto antes en la marisma y prepararse para el rescate.

A la una de la tarde hubo una breve reunión con las mujeres, quienes ya habían ensillado y estaban listas para salir. Se decidió que cuatro de ellas entrarían en el agua y dos se quedarían en la playa para auxiliarlas. Los dos caballos en tierra también servirían para guiar a la manada durante el cruce.

Trabajadores de It Fryske Gea usaron postes y cinta adhesiva roja y blanca para marcar una ruta de paso y evitar que las mujeres y los caballos cayeran en las zanjas cubiertas por el agua.

A las 2 de la tarde todo estaba listo para el rescate. Con el grupo de caballos varados en la mira, Micky, Hinke, Christina y Antje entraron cabalgando sin titubear en el agua helada y avanzaron con cautela hacia el islote. Minutos después, cuando se encontraban a unos 30 metros de los asustados animales, ocurrió algo sorprendente: la manada comenzó a agitarse. Exhaustos despues de padecer hambre y frío durante tres largos días, los caballos parecían comprender que aquellas mujeres eran su salvación. No obstante, no se movieron de su sitio.

Para animar a la manada, los bomberos rodearon la franja de tierra en una lancha, gritando tan fuerte como podían. Funcionó: los cascos empezaron a chapotear y retumbar hasta convertirse en un estruendo.

Micky se concentró al máximo. Hizo dar vuelta a su caballo, seguida por sus compañeras, y fijó el camino hacia la playa. Al mirar por encima del hombro vio cómo los caballos varados empezaban a formar una larga fila para hacer el cruce de 600 metros. Sus pelajes brillaban a la luz de la tarde bajo un magnífico cielo nublado.

Al avanzar hacia la playa, la mirada de los fatigados animales que habían confiado en las mujeres resultó muy conmovedora e inolvidable. Millones de personas en todo el mundo presenciaron el rescate por televisión.

También vieron cómo Berber, el caballo de Micky, tropezó al meter una pata en un pozo. La mujer intentó mantener el equilibrio, pero se cayó al agua, que tenía al menos un metro de profundidad. La manada venía justo detrás de ella y no había forma de detenerla. Durante una fracción de segundo Micky pensó que iba a morir aplastada, pero logró ponerse de pie de un salto y con inmensa alegría descubrió que Berber había permanecido a su lado. Aun en el agua helada consiguió montarlo de nuevo sin mucha dificultad.

Ahora se encontraba a un costado de la manada y debía evitar que los animales empezaran a galopar.
—¡Soo! ¡Así se hace! —les gritó una y otra vez durante el recorrido.

Por suerte, los caballos no se desbocaron. Al frente de la fila, Christina y Antje también disminuyeron el paso para frenar a la manada.

Al igual que Micky, Hinke se había visto obligada a esquivar a un grupo de caballos y había terminado a un costado  de la fila, fuera de la ruta marcada por los trabajadores de It Fryske Gea. De pronto, Micky la vio desaparecer en el agua con montura y todo.
—¡Hinke! —gritó llena de pánico.

Sin embargo, con la misma rapidez con que acababa de hundirse, Hinke reapareció, todavía montada en su caballo y aferrada a la silla.

Bajo la guía de las cuatro mujeres, los caballos superaron la dura prueba y llegaron a salvo a la playa. Todos menos uno: había un potro tan débil que no pudo seguir el paso de los demás. Casi al final de la travesía cayó exhausto, y murió al día siguiente.

Una vez en tierra firme, los animales recibieron agua y comida, y luego un veterinario los examinó. Al cabo de una hora los trasladaron a un pastizal situado dentro de los límites del dique.

Hinke desapareció en el agua con montura y todo.
Tras seguir por televisión el espec-tacular rescate, el alcalde Van den Berg acudió a felicitar a las mujeres.
—¡Muchas gracias por todo lo que hicieron! —les dijo.

Para entonces, cientos de curiosos y periodistas estaban congregados en lo alto del dique. Dándose codazos y empujones, todos trataban de acercarse a las heroínas para hablar con ellas.

Cuando por fin volvía a casa, Micky aún llevaba puesta la ropa empapada, pero casi no sentía frío. Estaba muy contenta con su caballo, que había dado una demostración de primera clase.

Ya en casa, Micky abrazó a su esposo, Gerben.
—¡Estoy tan orgulloso de ti! —le dijo él con una gran sonrisa.
Seis niñas que esperaban formadas en fila aplaudieron y vitorearon a Micky. Ese día su hija Iris cumplía cinco años, y sus amigas habían ido a festejarlo.
—¡Te vimos! —le dijeron a Micky al unísono—. ¡Saliste en la tele!

 Micky y sus compañeras fueron noticia de primera plana en todo el mundo, y las cadenas BBC y CNN transmitieron imágenes sobre el asombroso rescate. Durante semanas Micky recibió en casa flores y cientos de cartas. En enero de 2007, las amazonas y sus caballos fueron homenajeados en Leeuwarden por Cees Veerman, el entonces ministro de Agricultura. Unas 8.000 personas estuvieron presentes. “Es muy difícil describir la emoción de ver a tanta gente frente a uno, aplaudiendo y lanzando hurras”, cuenta Micky. “Jamás habíamos experimentado algo parecido”.

El árbol de las manzanas

Hace mucho tiempo existía un enorme árbol de manzanas. Un pequeño niño lo apreciaba mucho y todos los días jugaba a su alrededor. Trepaba por el árbol, y le daba sombra. El niño amaba al árbol y el árbol amaba al niño. Pasó el tiempo y el pequeño niño creció y el nunca más volvió a jugar alrededor del enorme árbol. Un día el muchacho regresó al árbol y escuchó que el árbol le dijo triste: "¿Vienes a jugar conmigo?". Pero el muchacho contestó: "Ya no soy el niño de antes que jugaba alrededor de enormes árboles. Lo que ahora quiero son juguetes y necesito dinero para comprarlos". "Lo siento, dijo el árbol, pero no tengo dinero... pero puedes tomar todas mis manzanas y venderlas. Así obtendrás el dinero para tus juguetes". El muchacho se sintió muy feliz. Tomó todas las manzanas y obtuvo el dinero y el árbol volvió a ser feliz. Pero el muchacho nunca volvió después de obtener el dinero y el árbol volvió a estar triste. Tiempo después, el muchacho regresó y el árbol se puso feliz y le preguntó: "¿Vienes a jugar conmigo?". "No tengo tiempo para jugar. Debo trabajar para mi familia. Necesito una casa para compartir con mi esposa e hijos. ¿Puedes ayudarme?". "Lo siento, no tengo una casa, pero... puedes cortar mis ramas y construir tu casa". El joven cortó todas las ramas del árbol y esto hizo feliz nuevamente al árbol, pero el joven nunca más volvió desde esa vez y el árbol volvió a estar triste y solitario. Cierto día de un cálido verano, el hombre regresó y el árbol estaba encantado. "Vienes a jugar conmigo?", le preguntó el árbol. El hombre contestó: "Estoy triste y volviéndome viejo. Quiero un bote para navegar y descansar. ¿Puedes darme uno?". El árbol contestó: "Usa mi tronco para que puedas construir uno y así puedas navegar y ser feliz". El hombre cortó el tronco y construyó su bote. Luego se fue a navegar por un largo tiempo. Finalmente regresó después de muchos años y el árbol le dijo: "Lo siento mucho, pero ya no tenga nada que darte, ni siquiera manzanas". El hombre replicó: "No tengo dientes para morder, ni fuerza para escalar... ahora ya estoy viejo. Yo no necesito mucho ahora, solo un lugar para descansar. Estoy tan cansado después de tantos años...". Entonces el árbol, con lágrimas en sus ojos, le dijo: "Realmente no puedo darte nada... lo único que me queda son mis raíces muertas, pero las viejas raíces de un árbol son el mejor lugar para recostarse y descansar. Ven, siéntate conmigo y descansa". El hombre se sentó junto al árbol y éste, feliz y contento, sonrió con lágrimas.

Esta puede ser la historia de cada uno de nosotros. El árbol es nuestra madre que nos da su corazon. Cuando la necesitamos la amamos y jugamos con mamá... Cuando crecemos la dejamos... Sólo regresamos a ella cuando la necesitamos o estamos en problemas... No importa lo que sea, ella siempre estará allí para darnos todo lo que pueda y hacernos felices. Parece que el muchacho es cruel contra el árbol... pero es así como nosotros tratamos a veces a quien nos quiere...